ARGENTINA – Oberá, la ciudad sueca
La vida de un sueco en Argentina
A finales de los 1800 y comienzos de los 1900 comenzó una ola de inmigración hacia América Latina. El estado brasileño pagaba viajes para quienes elegían establecerse en el país y para muchos suecos que era pobres en esa época esto resultaba atractivo. Muchos continuaron luego hasta Argentina, que ofrecía un clima que a los suecos les resultaba más fácil acostumbrarse. Suecos finlandeses fundaron en Misiones la Nueva Finlandia. Los suecos llegados de Suecia siguieron a través de la selva y fundaron primero Villa Svea y luego, en 1928, la ciudad de Oberá, cuyos habitantes componen una abigarrada mezcla de europeos, muchos justamente de las partes más al norte de Europa. Con el tiempo comenzaron a cultivar yerba mate, que se asemeja al té y que los argentinos utilizan para preparar su típica bebida nacional, el mate. Los suecos de Oberá llegaron a ser más conocidos en Suecia cuando el príncipe Wilhelm visitó la ciudad en 1947 y escribió un libro sobre los inmigrantes suecos, que lleva por título “Los Suecos de la Tierra Roja” (Röda Jordens Svenskar).
Hoy quedan muy pocos suecos nativos en Oberá, ninguno de los cuales fue parte de la inmigración original desde Suecia. Tal como otros grupos de la zona, los descendientes de los suecos han pasado por un proceso natural de integración y se han vuelto, como muchos otros hijos y nietos de inmigrantes, argentinos. En 1973 todavía habían unos 500 suecoparlantes en Oberá, hoy hay muchísimo menos. Sin embargo, todavía hay un alto grado de conciencia de las raíces suecas de los antepasados. Se festeja la identidad cultural tanto formalmente en el Festival Anual de los Inmigrantes, como de manera privada en la Navidad y en la Fiesta de Mitad del Verano (Midsommar). Sin embargo, pronto la muerte del idioma será una realidad en Oberá aunque todavía es posible encontrar descendientes de la segunda generación y alguno que otro de la tercera que hablan sueco cotidianamente.
Hay muchas huellas todavía de la presencia sueca. En la década de 1930 era popular pintar las cabañas de madera de rojo, color típico de las casas de la campiña sueca. En el pueblo hay una iglesia luterana y una escuela que lleva el nombre de i Instituto Carlos Linneo, bautizada así en honor del botanista sueco Carl von Linné.
La parroquia pertenecía al comienzo a la Iglesia Sueca pero, como en el caso de la Iglesia Sueca y Nordica de Buenos Aires, se le retiró el apoyo económico y durante algunos años perteneció a la asamblea luterana argentina IELU. Actualmente la parroquia es independiente. Los suecos han dado nombres a varias partes de la ciudad: además de Villa Svea existen Villa Fredriksson, Villa Kindgren y Villa Torneus y la ciudad ha tenido un par de intendentes suecos. Hay negocios con nombres como, por ejemplo, “Repuestos Lindström”.
Cada vez menos misioneros suecos hablan sueco pero la inmigración sueca a Misiones tal vez no se ha terminado. Tan tarde como 2007 el sueco Rolf Wrethling eligió mudarse a Oberá con su hija. Es gracias a él que es ahora posible para los habitantes de Oberá mirar la televisión sueca. [sueciaenargentina.com.ar]
Familia de pioneros de Oberá reúnen a todas sus generaciones
Centenario de los finlandeses en Argentina – Embajada de Finlandia …
Centenario de los finlandeses en Argentina – Embajada de Finlandia
Los emigrantes suecos olvidados
En la selva tropical de Argentina ‘limpian’ el terreno emigrantes suecos hace más de 100 años (foto). Fundaron Picada Sueca y sentaron la base para Villa Svea u Oberá como la ciudad se llama ahora.
Ellos son los emigrantes olvidados suecos. Hace 100 -120 años dejaron Suecia para una vida mejor en Brasil. Muchos perecieron, algunos regresaron, pero algunos se fueron más lejos al sur a la selva Argentina y sentaron la base de Villa Svea. […] [svd.se]